viernes, 20 de junio de 2008

contraluz o siluetas del recuerdo






Cuando la cámara se sitúa frente al sol, la escena fotografiada cambia radicalmente: los objetos se convierten en siluetas recortadas, sin color y sin detalle, y las sombras avanzan hacia el observador. El contraluz es casi siempre la técnica idónea para dar sensación de luminosidad y calor -pensarán algunos-. No lo creo. Para mi significa la esencia de la fotografía, lo que marca diferencia frente a la pintura. Tienes luz ambiente como fondo y una silueta dibujada por la sombra, no hay detalles que la tecnología exponga con sus herramientas, estás solo tu y el motivo a capturar. Los colores son para la vida, el blanco y negro para la fotografía, aunque a veces pueda sentir que mi vida gira en torno a un concierto de sombras dibujadas por luces de fondo. Me tiene sin cuidado, porque el lenguaje puede ser una gran trampa, el contraluz no revela nada, oculta más de lo que muestra: es una gran fotografía, una gran mentira, una bella ilusión. Picasso decía que el arte es una mentira que te permite decir la verdad, y no se equivocaba; nuestra vida a menudo se convierte en una gran ficción de la cual todos participamos sin saberlo; sospechamos, intuimos y tratamos de descifrar los enigmas de luz y sombra vislumbrados a lo lejos cuando vemos a la cara una fotografía sin color, rostro, expresión, pero llena de contraste. Si ahora presiono el disparador, tomaría un contraluz de mis recuerdos, sin querer entrar en detalles ni colores, mucho menos expresiones. Sólo un puñado de sombras esculpidas por el tiempo.

1 comentario:

Emiliano Álvarez dijo...

burri, bergman, don quijote, y amelie!

qué cuarteta tan rara y tan chida

un abrazote.